Esta reflexión pretende sentar unas bases para realizar un análisis previo que ayude a valorar si las campañas de propaganda y desinformación en las redes sociales pueden convertirse en una posible amenaza real a los intereses de nuestro país, no solo desde el punto de vista de un enfoque de seguridad, sino también desde la perspectiva de la Inteligencia Económica. Veremos cómo los últimos acontecimientos nos demuestran que las consecuencias del impacto de estas campañas sobre la sociedad cada vez son más peligrosas. Cabe pensar que la tendencia va en aumento y por lo tanto convendría que estuviera presente en nuestros planes contra posibles amenazas a nuestro país en el futuro.
INTRODUCCIÓNSe ha pretendido abordar el tema de la propaganda y decepción en redes sociales a raíz del incremento de la presencia gubernamental internacional directa o indirecta en la Red, entre otros, debido al aumento de los ciberataques y el ciberespionaje con origen en EEUU y China. Actualmente, nos enfrentamos a una Red cada vez más regulada, donde la convivencia entre las diferentes culturas, filosofías y leyes se ha vuelto muy compleja.
En este sentido, el término “propaganda” en este artículo se refiere a aquellas campañas de comunicación dirigidas a impactar sobre distintos públicos objetivos con la intención de sensibilizarles, hacerles partícipes e incitarles a la acción sobre alguna causa. Estas campañas se particularizan especialmente por un lenguaje emocional que sólo muestra a los públicos objetivos el lado interesado de quienes realizan la campaña. Por tanto, no se busca informar. En cuanto al concepto “decepción”, lo consideraré como aquellas actuaciones en las redes sociales que buscan engañar, tanto con los mensajes como a través de las cuentas de usuario que lo transmiten.
Si bien es cierto, que para iniciar este camino reflexivo se hace necesario un resumen del estado de la situación actual, en relación al alcance y expansión de las redes sociales, no quiero profundizar demasiado al respecto, pues abundan los informes estadísticos que demuestran que son un fenómeno todavía en expansión y sobre todo en reformulación. Si vemos algunas de las últimas cifras entenderemos que todavía queda mucho camino por recorrer y que, lejos de desaparecer, están evolucionando hacia una nueva etapa, donde la comunicación se convierte ya en un bien innegociable para cualquier ciudadano.
Según el último informe de la Fundación Telefónica sobre la Sociedad de la Información en España, durante el año 2012 se observa que la penetración de las redes sociales crece en 6,5 puntos porcentuales hasta alcanzar el 63,7% de los internautas. Comparando estas cifras con años anteriores, comprobamos que la curva de ascenso en su penetración es cada vez más suave y por tanto podemos llegar a la conclusión que, en España, han dejado tiempo atrás la fase de “tecnología emergente”. Ya no es una manifestación emergente o novedosa, sino que es un fenómeno que se está acercando a ser considerado de “masas”, especialmente si hablamos de los países occidentales y si fijamos nuestra atención en las jóvenes generaciones. En nuestro país no hay adolescente que no tenga una cuenta en Facebook, Tuenti o Twitter. Cabe recordar que los jóvenes de hoy serán los adultos que tomen las decisiones de mañana. Por eso es vital entender cómo se relacionan con este medio.
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